sábado, 23 de marzo de 2013

Qui morituri te salutant.

QVI MORITVRI TE SALVTANT.

En los últimos tiempos he tenido la oportunidad de asistir al ritual fúnebre occidental en dos ocasiones; a saber, por primera y segunda vez en mi vida, cumpliendo mañana treinta y tres años. Encuentro que, a pesar de que asistimos numerosos a ambos, el ritual fue escueto, asistido por una pésima oradora ( en ambas ocasiones fueron mujeres, aunque no creo que su género tenga relación alguna con lo que quiero expresar), y  en definitiva tengo la sensación de que los que pagaron los costes se sintieron estafados; claro está, en esos momentos de dolor, no se expresan este tipo de impresiones, se guardan para si...
Esto me ha llevado a pensar que convendría dejarlo todo muy bien atado, sin pretensiones, pero con una intención clara de controlar el proceso por el cual me despediré de este mundo, cuando llegue el momento, que sin lugar a dudas nos llegará a todos tarde o temprano. Y no me refiero a dejarlo todo atado en plan un testamento donde dejar los bienes a tal o cual, que si los hay, tal vez convenga, pero lo que a mi me preocupa es la ceremonia en si misma, quiero escoger yo mismo la poesía, la música o el espectáculo en si. Quiero que la persona o personas que lo interpreten sean conocidos, cercanos a mi persona, y no un asalariado de una industria de pompas fúnebres. No necesito que venga mucha gente, ni que sea algo impresionante ni nada por el estilo, pero me gustaría que tenga una emoción, algo que sentir en común, que deje un recuerdo positivo a los que nos sigan en este universo, que no tuvieron los presentes, o que yo no pude sentir...

Me reservo el derecho a ampliar esta entrada a medida que sienta algo más que decir a este respecto, a medida que encuentre el ritual que me gustaría que vivieran aquellos que me sobrevivan y estén presentes en el momento de mi despedida.

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